jueves, 7 de junio de 2012

El hombre que quería ir a Marte

Hoy en el tren me he encontrado un diario de la Vanguardia, y nada más leer cierto titular me he puesto en seguida a pasar páginas en busca del artículo correspondiente. El titular decía algo así: "Ray Bradbury: llévame de vuelta a Marte" y la noticia a la que refería era nada más y nada menos que la de su fallecimiento, que ocurrió el pasado martes. El escritor de ciencia ficción tenía ya 91 años y por lo visto, después de haber pasado unos años de enfermedad, se marchaba tranquilo y reposado, sin sufrimiento.  

A mí todo esto me ha chocado mucho. Lo cierto es que no estoy acostumbrada a leer sobre las muertes de personas a las que admiro, ya que la mayoría hace décadas o siglos que abandonaron este mundo. Ha sido como un golpe, y por un lado me he sentido triste, aunque por el otro me consuela pensar que él vivió una vida larga y que ha sido tal su labor que en realidad vivirá para siempre.

Por lo visto, escribió cientos de libros. Yo sólo he leído uno: Fahrenheit 451 (libro que para mí se merece un artículo para él solo) y creo que de todo lo que ha pasado ante mis ojos, éste estaría entre mis favoritos. En la Vanguardia contaban que incluso había llegado a escribir una novela en el transcurso de una noche. Sencillamente admirable. Y siempre escribía a máquina, sin errores. 

De hecho, parece ser que no confiaba demasiado en las nuevas tecnologías. Eso me parece curioso tratándose de alguien que se dedicaba a inventar mundos de ciencia ficción, pero quizás en cierto modo me parezca hasta lógico. ¿No podrían interpretarse esos libros como una crítica o una acusación contra la tecnología? Eso es algo que sólo él sabía con certeza.

Otra cosa que de la que hablaban en la noticia que me ha llamado en la atención es que él jamás fue a la universidad y que afirmaba haberse educado en las bibliotecas, leyendo todo lo que podía. Así es como se formó, y como llegó a ser quien fue.

Creo que debería plantearme leer más de él. Echaré un vistazo en la biblioteca, a ver qué encuentro.

Adiós, Ray Bradbury.

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